19 oct 2011

Dependencia


No estaba, me había abandonado. Sin una nota, sin una explicación. Nada. Un gran vacío me abordaba a cada instante. Una angustiosa necesidad inundaba mi mente, mi ser. Dominaba mis impulsos.
 Una semana después, al mismo tiempo que desaparecía el vacío, llegaba llenándolo  el alivio y una gran quietud. Una ausencia de necesidad creada y de la cual estaba liberado.
A los dos meses recibí una llamada. En ese mismo instante todo volvió a cambiar. Recuerdos convertidos en sensaciones me avasallaron. Volvía a estar encadenado, preso y a su merced.
Con un clic se reinició mi ordenador. Por fin arreglado. ¿Es lo qué realmente quería?

5 comentarios:

  1. Hola Luis, se te echaba de menos :) Cómo tú bien dices, esta pantalla y las teclas crean dependencia. Yo antes iba a una entrada por día en el blog (texto e ilustración) y eso se llevaba mucho de mi tiempo libre. Ahora he bajado un poco el ritmo pero lo lleno de otras cosas (paseos en bici, charlas con amigos...). Lo importante disfrutar y mantener siempre un sano equilibrio.
    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  2. "Ní sintigo ni contí, tienen tus penas remedio..."
    cantaba un gitabano
    a la sombra de unos barrotes,
    tan de porcelana,
    que no los valía romper.

    Canción de bienvenida de un pixel que te aprecia.

    ResponderEliminar
  3. Cierto es , Sara, que tenemos que dosificarnos, pero no me negarás que los excesos tientan, y mucho.
    Un besote

    Que alegría verte Ino-pi-xel. Tremenda y poética canción de bienvenida, un lujo para mis sentidos. Envidio la hora de tu escritura.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Me ha hecho pensar. Estuve una semana en el monte... sin internet, televisión, móvil. Ni falta que hace, por lo menos un tiempo. Disfruté de cada uno de las muestras que la naturaleza me regaló. Único.
    Has vuelto, Cormorán, removiendo conciencias y analizando situaciones. Que así sea.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Hola 21, me alegra verte por estas aguas que han estado estancadas y ahora recobran su libertad. Deberíamos hacer cursos de desintoxicación de la mayoría de las "cosas" que nos rodean. Realmente necesitamos muy poco para subsistir, y quizás esta demasía de "todo" es lo que nos está matando.
    En breve trataré de ponerme al día en tu blog.
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar